Capitalismo, realidade e loita política

Es válido y más cierto que nunca, que vivir significa resistirse al poder, a los hechos, a la realidad. Lo que sucede es que esta resistencia se ha hecho más complicada ya que somos íntimamente capitalismo: nuestra vida, la vida de cada uno, es profundamente capitalista. Pero, a la vez que aumentan las dificultades a la hora de resistir –y ésa es una constatación ampliamente compartida– la propia resistencia se hace necesariamente más radical. Más radical en el sentido de que hay que ir a la raíz de lo que somos, partir de nuestro querer vivir. En otras palabras, resistir es cada vez más resistir(se). Este pequeño desplazamiento es fundamental.

Entrevista a Santiago López Petit en Página 12



Seamos tan radicales con López Petit cómo lo es él con aquellos que critica. En primer lugar quizás la postura de López Petit es una manifestación más del odio a la democracia que critica Rancière, en el sentido de odio a lo plebeyo. ¿No hay un elitismo claro en López Petit y sus amigos en su actitud arrogante de ser los antisistema por excelencia y utilizar un lenguaje y realizar unas prácticas dirigidas a ellos mismos o a las minorías selectas que los escuchan? ¿No se presenta Él cómo el Maestro que se dedica a oficiar en su círculo de iniciados en la dinámica de autocomplacencia de un discurso supuestamente radical?. Pero la radicalidad no se manifiesta en el discurso sino en el difícil equilibrio entre la teoría y la práctica. ¿Cuáles son las alternativas prácticas que defiende López Petit? El movimiento “No tendrás casa en la puta vida” está bien pero sería ingenuo pensar que conduce a alguna transformación. Las experiencias ingeniosas de “Dinero gratis” que no son más que esto y …quemar coches en la periferia. Cuando se queman en la periferia los coches de los currantes se está buscando un chivo expiatorio para liberar la violencia como el que lo busca en el inmigrante. Y el trabajador al que le han destrozado el coche será carne de cultivo para el populismo de extrema derecha, que cómo mínimo le ofrecerá seguridad.

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Una última cuestión me parece sospechosa. Santiago López Petit cuestiona sin reservas el posibilismo, pero deja abierta una puerta: es aceptable el posibilismo que se presenta como tal. Pero no podemos pasar de puntillas por la cuestión, ya que es una de las cuestiones claves: ¿Cuál es el posibilismo aceptable? ¿No será una salida oportunista para lo que nos conviene, dejando con esta frase la posibilidad de cualquier justificación ?

No hemos de desechar la palabra izquierda, ya que pienso que por muy gastada y maltratada que esté debe mantenerse como vínculo con una tradición de lucha. López Petit dice que el movimiento obrero ha sido derrotado y quizás esté en lo cierto, pero hay que mantener la herencia, muchas veces pesada, desagradable o traumática (cómo diría Zizek). No hay atajos, sólo huidas hacia delante como la que nos propone este libro.

Luis Roca Jusmet critica as teses de López Petit en El Viejo Topo