¿Quién manda?

Veamos el periplo llevado a cabo en Washington por el presidente de Gobierno, Rodríguez Zapatero, la semana pasada. Primero se reunía con 13 hombres de la aristocracia financiera de Wall Street, con una asombrosa influencia: las instituciones que representan son, en buena parte, las responsables del estallido de la burbuja de las hipotecas basura (subprime) del verano de 2007, y las protagonistas de los ataques especulativos contra la deuda española durante los pasados meses de mayo y junio. Y, por consiguiente, las causantes del giro espectacular de la política económica libremente elegida por el Gobierno español hasta ese momento.

Zapatero se examinó ante ellos para evitar nuevos problemas. Conviene recordar que algunas de esas instituciones presentes están intervenidas por el dinero público puesto en ellas para salvarlas de la quiebra (lo que causó en buena parte, la multiplicación de la deuda soberana y del déficit público) y otras tuvieron que olvidar su carácter de bancos de inversión y disfrazarse de holdings financieros -lo que las obliga a una mayor vigilancia y supervisión pública- como condición para ser ayudadas. Y sin embargo, ellas examinaron a Zapatero.

Joaquín Estefanía, ¿Quién manda?

A importancia da folga

El establishment español es consciente de que estas medidas son impopulares, pero las defiende como necesarias y como las únicas posibles, indicando que no hay alternativas. Se necesitan –dice tal establishment– para calmar a los mercados financieros, que compran la deuda soberana española. Y hemos visto la visita del presidente Zapatero a Wall Street (el centro financiero de EEUU) como un acto de vasallaje a la banca estadounidense, para asegurarles que será duro y no vacilará en imponer medidas impopulares al pueblo español. Y así lo han promovido los medios de mayor difusión, al subrayar que tales medidas son la medicina amarga necesaria para salvar al paciente (la economía española). Y toman como prueba de recuperación los débiles indicadores de un minúsculo crecimiento económico.

Estas explicaciones son erróneas. En primer lugar, el mayor problema que tiene España es el desempleo, el más elevado de la UE-15. La cifra de desempleo (el 19% de la población activa) es conocida. Pero la que no se conoce es que el 46% de la población empleada tiene miedo a perder el puesto de trabajo. De ahí que el criterio de evaluación de las políticas públicas debiera ser su capacidad de creación de empleo. Y las políticas de austeridad del gasto público están destruyendo empleo.

Vicenç Navarro, La importancia de la huelga

Obxectivos dos mercados e do capital: aproveitar a crise para liquidar o Estado do Benestar

Todo o mundo sabe que este tipo de reformas non contribúen a crear emprego, mais axudan a debilitar a clase traballadora fronte á patronal, cousa fundamental para que siga a acontecer o mesmo que nos últimos anos, nos que a pesar de se dar un crecemento económico ben copioso o reparto da riqueza foi totalmente desigual. O desequilibrio entre o beneficio das empresas e os salarios é cada día máis salvaxe. A crise non serviu para pararse a avaliar que é o que a motivou e que reformas había que facer. Serviu para traspasar moitísimos recursos públicos aos bancos e en ningún momento se falou do fracaso do modelo neoliberal dende o punto de vista dos intereses da maioría social. Nunca se falou da necesidade de dar conta de políticas estruturais e reformas profundas que nos puxeran en camiño dun modelo económico e social diferente. Ese é o debate que debería estar na sociedade, ou cando menos o que nós queremos trasladarlle. Estas políticas non nos van sacar da crise, e se nos sacan vai ser cun custo enorme para a clase traballadora e para a sociedade non para os poderes económicos, que se están a lucrar enormemente con esta situación.

Entrevista a Suso Seixo, coordinador nacional da CIG

Os ricos queren ser máis ricos... á costa de todos

Es que, verán, los ricos no son como ustedes y yo: tienen más influencia. En parte tiene que ver con las contribuciones a las campañas, pero también con la presión social, ya que los políticos pasan mucho tiempo frecuentando a los adinerados. Así que cuando los ricos se enfrentan a la perspectiva de pagar un 3% o 4% adicional de sus ingresos en impuestos, los políticos sienten su dolor; lo sienten mucho más intensamente, está claro, de lo que sienten el dolor de las familias que están perdiendo sus trabajos, sus casas y sus esperanzas.

Y cuando la batalla de los impuestos haya terminado, de una manera u otra, pueden estar seguros de que la gente que actualmente defiende los ingresos de la élite volverá a pedir recortes en la Seguridad Social y en las ayudas a los parados. EE UU debe tomar decisiones difíciles, dirán; todos tenemos que estar dispuestos a hacer sacrificios.

Pero cuando dicen "todos", quieren decir "ustedes". Los sacrificios son para la gente humilde.

Paul Krugman, Los ricos iracundos