Hoy día, nadie suscribiría un fondo "de pensiones" privado si no fuera por la desgravación fiscal que conllevan, y que incluso, como he señalado, ni siquiera compensa al final a todos los ahorradores. Pero estas desgravaciones son uno de los elementos más injustos y regresivos que hoy día hay en el sistema fiscal pues benefician casi exclusivamente a las rentas más altas que son las que pueden invertir cantidades elevadas en fondos de ahorro. Y además son muy caras, pues representan actualmente en España alrededor de un 4% del total de la recaudación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. De hecho, un discurso vergonzoso que a menudo se escucha es el de quienes defienden estas desgravaciones (para favorecer el negocio bancario) justamente al mismo tiempo que afirman que no hay recursos suficientes para sostener el sistema público y que por eso hay que recurrir al privado.
La gestión privada del ahorro es radicalmente incapaz de resolver el problema social del ingreso suficiente cuando se llega a la jubilación, ni en su totalidad, ni como complemento a la pensión pública más exigua. Bajo un sistema plenamente privado sólo aquellas personas con capacidad para ahorrar en su vida laboral podría tener garantizada una jubilación adecuada o sencillamente suficiente para vivir. Basta observar el costo de la vida actual y el bajo nivel de ingresos de la mayoría de la población para hacerse una idea de las consecuencias catastróficas que conllevaría implantar un sistema basado en fondos y gestión privados tal y como proponen los liberales.
Si lo que se quiere es fomentar el ahorro, hay otras formas mucho más atractivas desde el punto de vista del rendimiento y del riesgo, menos costosas socialmente y mucho menos peligrosas para la marcha de la economía. Y si de verdad se quiere garantizar ingresos decentes a los trabajadores en el momento de su jubilación la mejor opción no es recomendarle que suscriban estos fondos, sino fortalecer los sistemas públicos.
Artigo de Juan Torres no blog Ganas de escribir