El análisis de la realidad no conduce a la rebeldía. El conocimiento de la realidad permite hacer más eficaz la rebeldía, pero no la genera. Al final, quien opta por la lucha lo hace por razones subjetivas, de ética personal. Lo cual no tiene por qué conllevar ningún tipo de fanatismo. Mi experiencia me indica que los militantes de apariencia más dura e intransigente han sido también con frecuencia los más quebradizos. En mi militancia ha habido un punto permanente de escepticismo. Hay que alimentar siempre una cierta duda.
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No fue sin resistencia interior como tuve que ir asumiendo que la Historia de España que me habían enseñado estaba repleta de falsedades. Yo he visto en el despacho del monarca el decreto por el que Carlos III estableció que la bandera de España habría de ser la roja y gualda. «Y llevará el escudo de Castilla», añadía. «¿Y por qué sólo el de Castilla, y no todos?», pregunté. España siempre ha sido definida desde el poder del Estado. No fue un producto de la maduración histórica, como la nación francesa, que es el ejemplo clásico.
En mi concepción, España sólo puede sustentarse en el acuerdo de los pueblos que la componen. A mí me gustaría que estuviéramos todos conformes en marchar en común, pero si un pueblo no está de acuerdo, o si hay dudas de si lo está o no, y en qué proporción... ahí defiendo que se reconozca el derecho de autodeterminación. Que es un derecho, por cierto, suscrito por el Estado español en las Naciones Unidas.
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Estamos instalados en la confusión. Hoy en día, los términos «izquierda» y «derecha» se utilizan para hacer políticas que, en el fondo, son iguales. Pero iré al fondo: ¿qué es ser de izquierdas? Yo me lo he planteado muchas veces. Formulo una negación y una afirmación. La negación implica no aceptar el mundo tal como está; no someterse, no claudicar. ¿Y cuál es la afirmación? Ahí podría hablar del socialismo, del comunismo... Pero mi planteamiento es más básico: se trata de luchar por una sociedad en la que se respeten todos los derechos humanos. Hablo de los derechos establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, imposibles de alcanzar, en mi criterio, dentro del sistema capitalista.Entrevista de Javier Ortiz a Julio Anguita