El mayor error de nuestra mirada hacia el debate de la reforma sanitaria norteamericana reside en dibujar a los opositores como una pandilla de ultraderechistas montaraces. No es sólo así, aunque los haya y en manada. Si uno se fija con atención, la batalla habla también de valores intrínsecos a la fundación de Estados Unidos. La libertad, la ausencia de intervención estatal, la desconfianza hacia todo lo que no sea esfuerzo individual. Reducir el debate a buenos y malos es perjudicarnos. Porque nosotros y nuestro modelo estamos en mitad de la pelea y tenemos que saber por qué defendemos lo que defendemos. Y más ahora, que tenemos por delante resolver si queremos recuperar la presencia estatal en elementos básicos de nuestro funcionamiento como las redes de transporte, la energía, la comunicación, o definitivamente ceder a la gestión empresarial particular servicios como la educación o la sanidad. No es un combate que podamos limitarnos a presenciar sentados cómodamente en la grada con una ojeada por encima del hombro. Estamos en el campo de juego.
David Trueba, no artigo Mirar por encima del hombro da revista DOMinical (11/04/10).
