Pensar



Pensar no es opinar sobre lo que la agenda mediática y política dictamine a cada momento: ayer Estatut, hoy Gürtel, mañana lo que sea.

Pensar no es cargarse de razón, dar caña al de enfrente o desahogarse insultando.

Pensar, como decía Albert Camus, “es aprender de nuevo a ver” y en el juego mediático de preguntas/respuestas dirigidas nada nos toca, nos afecta, nos transforma verdaderamente, ni altera nuestra manera de ver y vivir.

Pensar es pues, en primer lugar, interrumpir en nuestra cabeza ese ruido estrepitoso que día a día no nos lleva a ninguna parte, nos deja como estábamos, confirmados en lo que ya pensábamos.

Pensar es problematizar, im-poner nuestros propios problemas, buscar nuestras propias palabras, elaborar y dar sentido propio a lo que nos afecta, luchar a muerte contra los clichés y las respuestas automáticas (de izquierdas o de derechas) que nos hacen tan previsibles, tan gobernables.

Encontraba casi siempre algo qué pensar en la sección de Reig. Me gustaba que escribiera en primera persona, que se revolviese contra los tópicos apoyándose en observaciones y experiencias muy cotidianas, que no hablase sólo de lo que toca hablar o que lo cogiese a contrapelo cuando lo hacía, que no entrara en el circo cotidiano PPSOE, que no rehuyese las contradicciones y los clarooscuros de la realidad. No sentía que hablase desde la política partidaria (como me ocurre con el 95% de los opinadores mediáticos), sino desde la vida.


Amador Fernández-Savater, A propósito de la marcha de Rafael Reig