Volviendo a la realidad que se nuclea alrededor de Compostela, el problema no es ya obtener los datos y las respuestas para cumplir la vieja función de contar a la ciudadanía lo que alguien no quiere que se sepa, además de divertirla. Es tener donde reflejarlos. El espectro ideológico de los medios se estrecha, y como suele pasar, lo hace por la parte más débil y menos mainstream. Pero no es tan lógico que la Administración se convierta en catalizador de ese supuesto darwinismo. Para quienes han llegado al penúltimo párrafo: no parece muy ético adeudar, retrasar y disminuir las ayudas a los medios en gallego, no decir a cuánto ascienden las subvenciones a los medios en castellano y al tiempo regalar a los centros educativos ejemplares de un diario conservador que se edita en Madrid.
X.M. Pereiro, Galiweaks