El establishment español es consciente de que estas medidas son impopulares, pero las defiende como necesarias y como las únicas posibles, indicando que no hay alternativas. Se necesitan –dice tal establishment– para calmar a los mercados financieros, que compran la deuda soberana española. Y hemos visto la visita del presidente Zapatero a Wall Street (el centro financiero de EEUU) como un acto de vasallaje a la banca estadounidense, para asegurarles que será duro y no vacilará en imponer medidas impopulares al pueblo español. Y así lo han promovido los medios de mayor difusión, al subrayar que tales medidas son la medicina amarga necesaria para salvar al paciente (la economía española). Y toman como prueba de recuperación los débiles indicadores de un minúsculo crecimiento económico.
Estas explicaciones son erróneas. En primer lugar, el mayor problema que tiene España es el desempleo, el más elevado de la UE-15. La cifra de desempleo (el 19% de la población activa) es conocida. Pero la que no se conoce es que el 46% de la población empleada tiene miedo a perder el puesto de trabajo. De ahí que el criterio de evaluación de las políticas públicas debiera ser su capacidad de creación de empleo. Y las políticas de austeridad del gasto público están destruyendo empleo.
Vicenç Navarro, La importancia de la huelga